martes, 12 de octubre de 2010

No. Dos minutos de conversación y menos de 50 palabras reclamando algo realmente, REALMENTE absurdo me dolió como si... como si... no existe comparación alguna. Hoy estuve enojada. Qué milagro. Pensé que nunca me volvería a pasar. Pero hoy fue inevitable.

Es hora de reclamar, pedir, ordenarle al otro que explique porqué es como es. Vamos a enojarnos porque el otro es, y yo no soy. Voy a manifestar mi disgusto con los demás sólo porque... el mundo gira y yo me perdí lo que pasó en el último giro. De sólo acordarme me enojo de nuevo.
Sigo escribiendo hojas y tirándolas a la mierda. Pero la única conclusión a la que puedo llegar es que creo que soy privilegiada. Algo bueno me tenía que tocar.
A ver, a ver, a ver... ¿con qué derecho, o quién nos da el derecho de hacer reclamos? ¿quiénes nos creemos que somos para pedir explicaciones?. No me estoy explicando bien, y mi mente se dio cuenta, pero ya no me importa. Esa es la cuestión n# 1.
La n# 2 es el famoso 'por casa cómo andamos'. No tengo mucho que explayarme, esas palabras lo dicen todo.
Ahora releo la sarta de pelotudeces que acabo de escribir. Lo voy a subir. Es un ayuda memoria. Lo voy a leer de vez en cuando. Espero acordarme que no siempre se cosecha lo que se siembra, y menos cuando abusamos del fertilizante. Los resultados, no son los esperados. Acordate Soledad, acordate.

No hay comentarios: