martes, 12 de octubre de 2010

Cuando Sabah viajó.

Cuando Sabah viajó no lo pudo sentir, pero el increíble mundo se reproducía en la ventana del automovil. Claro que no lo pudo sentir, estaba ansiosa por llegar rápido a destino, ansiosa por el paso rápido del tiempo, y ansiosa por volver rápidamente a casa. Quería que se pasara rápido. Tan rápido que no tuviera ni tiempo para poder observar esa estrella fugaz que recorría el cielo del campo, ignoraba las diferencias del cielo de cuidad y el cielo del campo. "El cielo es el mismo, acá en el campo, en la cuidad, o en la China. Es cielo, es siempre igual".



(Idea que obviamente no está exento de cambios futuros. Empieza acá, pero estoy segura que si lo vuelvo a leer un jueves lo voy a dejar mucho mejor, pero mi inspiración murió recién, a las 6:37 am, cuando me acordé que en 2 horas me tengo que levantar)

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