miércoles, 29 de septiembre de 2010

Cansados


Cuando se está cansado, cansado de un modo mortal, de la mañana a la noche, cansado hasta el punto de no poder levantarse para ir en busca de un vaso de agua, cansado de los rostros que nos son familiares, vistos harto a menudo y que ya nos irritan, cansado de los odiosos y plácidos vecinos, de lo habitual y monótono, de la casa, de la calle, de la criada que viene a preguntar: «¿Qué desea el señorito para comer?» y que se marcha, levantando a cada paso con el tacón el borde deshilachado de las sucias sayas; cansado del perro demasiado fiel, de las manchas inmutables de la pared, de la regularidad de las comidas, del sueño en la misma cama, de cada acción repetida cada día; cansado de si mismo, del timbre de su propia voz, de los actos que se repiten sin cesar, del estrecho círculo de sus ideas, cansado de nuestro propio rostro visto en el espejo, de los visajes que hace afeitándose, peinándose, hay que partir, entrar en una vida nueva y distinta.
AL SOL (Au soleil)
Guy de Maupassant

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