jueves, 14 de abril de 2011

Somos iguales

Estuve leyendo unos comentarios en las redes sociales, que intentaban no ser homofóbicos pero sí eran muy injustos, así que escribí algo. No voy a tocar el tema adopción, sólo matrimonio según la Iglesia y el papel de la Iglesia hoy en día.

El año pasado en nuestro país se ha logrado un considerable avanze en materia social. Hoy en día, el matrimonio entre personas del mismo sexo tiene un amparo legal, luego de muchos años de lucha, discriminación, y sufrimiento de los movimientos de gays y lesbianas y activistas de derechos humanos.
Sin embargo, la Iglesia y los sectores conservadores mantienen firme su postura que señala que el matrimonio homosexual es anti-natural, y que según las Sagradas Escrituras, la conducta homosexual debe ser castigada por ser una gran depravación. Oraciones que connotan a la misma idea se encuentran en el Antiguo Testamento.
Ahora bien, ¿es relevante la opinión de la Iglesia en la actualidad? En la Argentina de hoy, el papel de la Iglesia fue recortado notablemente. El rol que cumplía en la política ya no lo cumple, y en la sociedad se vive un fenómeno parecido considerando que casi el 70% de los argentinos que fueron bautizados, una cuarta parte de ellos nunca asiste a la Iglesia, otros tanto nunca leyeron la Biblia y otros no está de acuerdo al cien por ciento con lo que el Antiguo o el Nuevo testamento establece.
La palabra matrimonio, etimológicamente proviene del latín   "matris", (matriz) (sitio en el que se desarrolla el feto) y "monium", (calidad de..., o que habilita a la mujer a ser madre). Claramente, o mejor dicho, biológicamente, (y ya que la Iglesia se empeña de hablar de natural y anti-natural) lo que la habilita a la mujer a ser madre no es el matrimonio, sino la aparición de la menstruación en la pubertad y luego la fecundación del óvulo después del acto sexual.
En el plano religioso la función principal del matrimonio es la procreación, pero en la actualidad, muchas parejas (aún siendo católicas) se convierten en padres sin contraer nupcias y sin deseo de hacerlo en un futuro, o queriéndolo hacer en un futuro. Además de esta tendencia creciente, entre los mismos católicos encontramos tantos divorcios como parejas viviendo en concubinato (y "procreando") sin dar por terminado su anterior matrimonio legalmente.
Si hoy se volvió a hablar del matrimonio, es gracias a los gays y lesbianas ya que, entre la comunidad héterosexual (sin referirme a todos los hétero, pero si a una creciente mayoría), el matrimonio ya era algo del siglo pasado. Y para los conservadores que defienden a muerte su postura, creyendo que no es nada constructiva la nueva ley y remarcan las palabras "unión entre hombre y mujer" en la Constitución Nacional los invito a leer en dónde dice "los miembros de la sociedad deberían gozar de los mismos derechos". Todo lo que es ilegal en Argentina está penado por la ley, lo que no lo es debería tener un respaldo en las leyes de la Constitución.

La Constitución, al igual que la Biblia, (además de coincidir en que ambas fueron escritar por hombres) posee una serie de leyes que determinan lo que está bien y lo que está mal, la diferencia radica en que el cumplimiento de las leyes de la C.N es obligación de todo cuidadano que habite el suelo argentino, y la Biblia sólo rige para los católicos.
Amar a una persona del mismo sexo puede considerarse pecado para algunos, pero es legal en Argentina. Después de años de sufrimiento de aquellos que salieron del closet pero sus derechos se quedaron encerrados ahí bajo llave, la ley (y gran parte de la sociedad) los ayudó a abrir esa puerta que los separaba de sus derechos.
Así que... oficialmente podemos decir que ya no importa con quién te acostás o a quién vas a amar para poder gozar de tus derechos. Y más allá de los textos religiosos que señalan la homosexualidad como pecado, recordá siempre que amar no es pecado.
Ojalá en un corto tiempo esto sea recordado como la victoria de la igualdad en la lucha de los derechos del hombre.


N.d.A: Traté de no generalizar, de dar porcentajes en algunos casos, no busco que todos estén de acuerdo, no me interesa hacerlo. Pero si alguien no se siente identificado con mis palabras está en su derecho de decirlo. Y aclaro, no busco decir que no hay católicos hoy en día, o que los que existen no son 100% fieles a su religión. La idea central es ser tolerante, y más ahora que por más que les pese a varios, los homosexuales pueden gozar de los mismos (merecidos) derechos que gozan los hétero.

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