No tengo pensado seguir discutiendo. Sólo escucho el sonido del portazo detrás mío. Sé que no va a creerse mi 'fue sin querer'. Pero increíblemente nunca escucho venir el sermón, pero sé que no se le pasará por alto. Cierro los ojos, y de alguna formar intento bloquear todo sonido que oigo. Dejo que el viento cambie las cosas. Respirar, eso necesito.
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