miércoles, 8 de agosto de 2012

VI




Y siguiendo la costumbre de Japhy de doblar una rodilla y dedicar una breve oración al lugar que dejaba, como cuando dejó la sierra, y en Marin, y cuando ofreció una oración de gratitud al dejar la cabaña de Sean el día en que iba a embarcarse, del mismo modo yo, al bajar de la montaña con la mochila a cuestas, me volví y me arrodillé en el sendero y dije:
 -Gracias, cabaña.
 -Y en seguida añadí-: ¡Bah! -haciendo una mueca, porque sabía que aquella cabaña y aquella montaña comprenderían lo que quería decir.
 Después di la vuelta y seguí sendero abajo de vuelta a este mundo.

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