martes, 6 de septiembre de 2011

Balcón de recuerdos



Vuelvo a verle la cara al pasado, se rie burlón porque sabe que se llevó lejos los días más soleados, el aire libre y la incertidumbre de no saber hacia dónde nos llevaría el viento. No puedo evitar sentir resignación porque no puedo volverlo a vivir, pero un alivio calma mi alma y me hace saber que ese pasado fue real, fue vivido, y bien vivido. El viento hizo de las suyas, y nos desparramó por el Universo, nos alejó, dejó a algunos colgados de las estrellas y a otros en humildes castillos de infinitas escaleras. Es difícil continuar, nadie dijo que sería sencillo. Y no me pregunten cómo, pero cuando siento que es imposible subir los escalones del castillo, me asomo al primer balcón de mi mente, en ese donde tengo acceso directo al pasado, y miles de estrellas empiezan a explotar reproduciendo esos recuerdos lejanos que empiezan a sentirse reales otra vez, esas voces enseñando, esas rugosas pero dulces melodías , esos olores a meriendas de invierno... todo es casi real otra vez. Entonces los cristales que bajan en forma de gotas desde algunos ojos nos recuerdan que sólo esforzándonos más, se puede subir a los más complicados escalones. Y una vez arriba, el paisaje es tan increíble cómo aquel que el pasado me refriega en la cara. Ya sabemos quiénes somos, y de dónde venimos, todos del mismo lugar; no sabemos hacia dónde vamos, pero tenemos la certeza de que sólo asomándonos al balcón de la mente en dónde se guardan los recuerdos, vamos a estar todos juntos de nuevo. 

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