Las malas decisiones son buenas historias y sus consecuencias son buenas maestras. Te gusta dejarme a la espera, porque crees que voy a esperar. Mala decisión, buena historia, buena maestra. Y sigo caminando sin desviarme del camino sintiendo que acá no pasó nada. En realidad nada pasó y por eso me fui. Y tu imagen esperándome a que te espere se reproduce ante mis ojos, y no puedo hacer más que reír. Gracias, en serio.
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