sábado, 25 de junio de 2011

“Aprecio el por qué vengo a las montañas: no para conquistarlas sino para sumergirme en su inmensidad incomprensible —mucho mayor que nosotros—; para comprender mejor la humildad y la paciencia balanceadas en armonía, con el deseo de seguir siempre adelante; para obtener lo que las montañas ofrecen y regalarlo a largo plazo con buenos amigos y a fin de cuentas con mis propios hijos.”





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