domingo, 15 de mayo de 2011


Hace tantos días en que no se repetía la misma canción. Esa que suena como si fuera tragedia.
Hace tantos domingos no amanecía sumergida en la desesperanza. Asfixia. 
Hace tantos silencios atrás que no gritaba sin voz. Nadie puede escuchar.
O fingen estar sordos.
Van todos caminando y sosteniendo la máscara,
no quieren que nadie vea la realidad, ni ellos quieren verla.
Son parásitos que viven de la crítica y el halago,
y nada es más superfluo que sus vidas.
Hoy me duele porque no soy así.
 Hoy me duele porque puedo ver desde el espejo retrovisor a quién fui.
Me duele dejar esa chica atrás, porque llora, porque sufre.
Pero tengo mil motivos para alejarme, porque tengo que seguir.
 Y tengo muchas ausencias que regalar, como agradecimiento por tan poca bondad.
¿Qué es peor? ¿La cosecha que se echa a perder, o darse cuenta que jamás se cosechó nada?

No hay comentarios: