Al llegar al verde bosque,
Una alegre mañana,
Oyó el canto de las aves,
Sus noticias felices.
.
.
Hace mucho, dijo Robin,
la última vez que aquí estuve,
Aceché para tirar
Contra el oscuro ciervo.
"Creo que no podría mantener la salud ni el ánimo sin dedicar al menos cuatro horas diarias, y habitualmente más a deambular por bosques, colinas y praderas, libre por completo de toda atadura mundana. Podéis decirme, sin riesgo: “Te doy un penique por lo que estás pensando”; o un millar de libras. Cuando recuerdo a veces que los artesanos y los comerciantes se quedan en sus establecimientos no sólo la mañana entera, sino también toda la tarde, sin moverse, tantos de ellos, con las piernas cruzadas, como si las piernas se hubieran hecho para sentarse y no para estar de pie o caminar, pienso que son dignos de admiración por no haberse suicidado hace mucho tiempo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario