domingo, 27 de noviembre de 2011

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La solidaridad era, y sigue siendo, un asunto de sentido común y por lo tanto era, y sigue siendo, la cosa más natural del mundo. Quizá por eso su energía, la siempre viva, fue más viva que nunca en los años del terror, alimentada por las prohibiciones que querían matarla. Como el buen toro de lidia, la solidaridad crece en el castigo. (...)
A primera vista, el mundo parece una multitud de soledades amuchadas, todos contra todos, sálvese quien pueda; pero el sentido común, el sentido comunitario, es un bichito duro de matar. La esperanza todavía tiene quien la espera, alentada por las voces que resuenan desde nuestro origen común y nuestros asombrosos espacios de encuentro. (...)


Eduardo Galeano - Fragmentos de artículo del diario pagina 12

sábado, 19 de noviembre de 2011

Él es tu amigo



Él es tu amigo, déjalo soñar;
Él no es tu padre, no es tu hermano
Él no es San Miguel, él es un tipo.

Él está casado, él trabaja, puedes seguir
durmiendo del otro lado del mundo
continúa pensando
                en la gran Noche Europea

Se lo explico a él a mi manera no a la tuya
Niño, Perro, escúchame: busca tu alma, ve a oler los vientos, vete lejos.

La vida es una pena.
Cierra el libro, vamos,
no escribas más en los muros, sobre la luna,
en el territorio de los Perros, en el mar,
en el fondo que nieva.

Busca a Dios en las noches, en las nubes también.
¿Cuándo podrá detenerse este gran círculo en la calavera?
Oh Neal; hay hombres, cosas para hacer en el exterior.

Grandes tumbas de Actividad
en el desierto de África del corazón,
los Ángeles negros, las mujeres en su lecho
con sus hermosos brazos abiertos para ti
en su juventud, algo de ternura
mendigando bajo el mismo manto.

Las grandes nubes de nuevos continentes,
oh pie cansado en regiones tan misteriosas,
no desciendas el otro lado inútilmente.

martes, 15 de noviembre de 2011

"Todos los males del mundo provienen de que el hombre cree que puede tratar a sus semejantes sin amor."

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Los Nadies


Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadie con salir
de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a
cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los
nadie la llamen,
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie
derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadie: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,
muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la
prensa local.
Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.

martes, 1 de noviembre de 2011


No hay mejor mago que el Universo, y no hay mayor misterio que tu mente. Planto dudas sobre las causalidades, siembro interrogantes sobre los miércoles, espejismos u oasis reales. Cargo bolsos de ilusiones, unas cuántas decepciones, otros miedos de saber que somos otros más, comunes, corrientes, carne y hueso y nada adentro. Los ídolos caen de los pedestales y hay que buscar entre escombros los pedazos de realidad, siempre dándole la espalda al futuro. ¿Quién sos? ¿Qué querés? ¿Porqué así?

Cuánto de bello hay en las más feroces tormentas. La Tierra se sacude bruscamente para que las cosas tomen el curso que deben tomar. El viento te aleja de lo que ya no te nutre, y te pone de cara a cosas nuevas, difíciles, complicadas, pero tan necesarias para sentirte vivo. En el suelo crecen desafíos, y es uno acompañado de su soledad el que toma las decisiones. No hay a quién echarle culpas, no hay maquillaje que esconda la cara oscura de la Luna... no hay nada más que la vida. Soplan vientos de cambio todas las horas, todos los días; sólo hay que dejarse arrastrar.